Cuando uno es joven,
es bella la naturaleza,
pero es en la vejez
cuando se encuentra
el verdadero sabor de ella.
El arte de querer saber
como tenemos que envejecer,
consiste en saber aprender
aquello que tenemos que esperar
para hallar la eternidad.
Con la esperanza dichosa
se tranquiliza nuestro ser
y podemos vivir en paz
al no querer cambiar
nada que se pueda olvidar.
Cuando envejecemos,
todo aquello que tenemos
se convierte en belleza
que adorna los recuerdos
de la eterna primavera,
que florece en la vida,
sin perder la esperanza,
ni el infinito amor
que llevamos en el corazón.
Anselmo Prada León
jueves, 22 de marzo de 2012
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