El alma se siente muy orgullosa
al contemplar la divina hermosura
que camina por la senda oscura
donde está la devoción piadosa.
Florece como la preciosa rosa
en el jardín de la fruta madura,
donde se adorna la feliz cordura
y se encuentra la eternidad gloriosa.
Con la esperanza del amor ferviente,
se siente prisionera del tormento,
que yo tengo y llevo siempre conmigo.
Para que sienta el corazón ardiente
todo el fervor que en mi pecho tengo
y me hace ser de la gloria testigo.
jueves, 21 de febrero de 2013
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