miércoles, 27 de junio de 2012

EL BLANCO PAPEL

Yo jamás podré comprender,
cómo es que un blanco papel
desafía el pensamiento,
para que pueda escribir
todo aquello que yo siento.

Es un constante deseo
que traspasa el silencio
de todo lo que yo pienso
estando con la boca cerrada,
y aunque yo no diga nada,
hablan los emocionantes deseos
de escribir lo que pienso.

Con mi clara escritura
acaricio las palabras,
y las pongo en el blanco papel,
para que lleguen a ser
como las palomas blancas
que vuelan al amanecer,
hacia la eterna morada.

Es en el blanco papel
donde puede leer el alma,
aquel misterio sagrado
que viene desde la nada,
para abrir aquella puerta
que encierra la esperanza.

Cuando la ilusión habla
y escribe el corazón
en ese blanco papel,
todo lo que quiere saber
sobre la existencia de Dios,
es cuando despierta el fervor
y penetra en el alma
ese infinito amor
que nos lleva a la salvación.

Anselmo Prada León
TENGO EL ALMA DE MONTAÑA

Tengo el alma de montaña,
mi corazón es montañero,
cuando estoy en la montaña
me encuentro cerca del cielo.

Tan dichoso me encuentro,
cuando estoy en la montaña,
que mi alma se sosiega
al contemplar tanta belleza,
y siento que a mi llega
la caricia encantadora
de la bella naturaleza
que corre por mis venas.

Mi mente se recrea
en tan fantástica belleza,
al contemplar tan cerca
las infinitas estrellas
que por el universo ruedan.
Un asombro celestial
traspasa el sentimento
que siento dentro del alma,
cuando el fervor se recrea
con el montañero deseo
que me acerca tanto al cielo.

Hay tanta felicidad en el monte,
que la ilusión contempla
la felicidad completa
de la bella naturaleza.
Mientras que en la tierra,
todo es amargura y miseria
que envuelve  la humanidad,
con la ansiada esperanza
de poder un día alcanzar
la felicidad eterna.

Anselmo Prada León