mi padre me sigue hablando:
Mi querido hijo Anselmo,
no te fijes en este cuerpo
que a mi me han prestado
y yo durante mi vida
he sabido aprovecharlo.
Ahora soy un pobre viejo
con este cuerpo enfermo;
pero, mi espíritu tan joven,
va cargando con la cruz
y solo piensa en seguir
los pasos de Jesús,
que es el único tesoro
que puedo yo encontrar
en esta vida mortal.
Ahora que estoy enfermo,
yo solo pienso en salvar
esta alma inmortal,
que no enferma con el cuerpo;
para ella, todo es paz y dulzura
al acariciar el amor
que me regala el Señor
para aliviar mi enfermedad.
Bien quisiera comunicar
a todo el mundo entero,
el fervor que ahora tengo
dentro de este cuerpo
que ahora está tan enfermo;
pero, que siente la brillante luz
de la Palabra de Jesús,
que me habla de la grandeza
de la eterna felicidad,
y la infinita misericordia
de nuestro Padre Celestial.
Cuando del mundo me vaya,
te devuelvo este libro:
"Canciones de la Mar de Vigo",
que un día me regalaste
para mostrarme el encanto
del lugar donde tú vives.
En él escribo este poema
para que lo guardes como recuerdo
de este padre que te quiere tanto,
y no me canso de leer los poemas
que tú me está dedicando.
Gracias Anselmo.
Mi padre Antonio Prada Blanco a lo 30 años
