viernes, 14 de junio de 2013

LO QUE YO PIENSO

 
Lo que yo pienso en este día,
es que me canso de ser el hombre
que espera encantado
la llegada de los ochenta años,
traspasando noches y días
y esperando madrugadas,
para volver a ver amanecer
sin perder la esperanza.
 
Cuando me miro al espejo,
veo mi rostro tan viejo;
pero, siento que por dentro
me está diciendo mi corazón,
que vieja sólo es mi cara,
por dentro, tengo una joven alma
que se refleja en el cielo
y es tanto lo que espera,
que se encuentra acompañada
por quién le da la esperanza.
 
Ya tengo cansada la mirada
de ver tantas cosas malas,
estoy cansado de ver
a la triste sociedad
que empieza a faltarle el pan,
y no respeta los deseos
de alcanzar el eterno cielo.
 
Sólo piensa en triunfar
a base de poder aplastar
a todos los demás,
sin saber de donde viene
ni tampoco adonde va.
¡Es mejor callar!

jueves, 13 de junio de 2013

MONTAÑERO CANTO

Hay en San Gil un montañero canto
que va adornando el fervor con flores
y mostrando sus vistosos colores
que llenan de luz el glorioso Santo.

No existe un lugar que nos guste tanto,
ni que nos conceda tantos favores;
al entrar en nuestros corazones
el aliento divino de su encanto.

La santidad traspasa los deseos
y va descubriendo el don prodigioso
que recibimos desde el mismo cielo.

Allí en la montaña todo es hermoso,
porque anda la santidad y el consuelo
adornando nuestro destino glorioso.

sábado, 1 de junio de 2013

HABLAND DE DIOS

Ahora que ya soy viejo
me estoy dando cuenta,
que Dios no sólo se encuentra
dentro de las iglesias.

Lo puedo ver entre la gente
que rodea a mi persona,
por todas partes yo siento
los reflejos de la gloria.

En la humanidad se recrea
la fantástica belleza
que hay en la naturaleza,
todo nos da testimonio
de esa eterna bondad
que alcanzamos en la eternidad.

Este Viejo Anselmo
pensaba que sólo Dios vivía
en el Sagrario del templo;
pero,  me estoy dando cuenta
que allí sólo hay silencio,
y que Dios también se encuentra
en todos los rincones de la tierra,
mezclado con las personas
que van pasando la vida
mezcladas con la pobreza
de aquellos que están sufriendo.

Voy caminando por la vida
mirando siempre al cielo,
quiero descubrir a Dios
en cada estrella del universo,
en la grandeza de los mares
y en las altas montañas
que dan fervor a las almas
para ponerse a rezar
y escuchar la voz que proclama
y a gritos está diciendo:
¡Ahí tienes a Dios Anselmo.!

YA SOMOS OCTOGENARIOS

 
Al cumplir los ochenta años
llevo dentro del pecho
todos los años que tengo
y me ayudan a vivir,
llevando dentro de mi
la fe que me hace feliz.
 
Tres amigos este año
cumplimos los ochenta años:
Candela, Marina y Anselmo.
Los tres llevamos en el pensamiento
un deseo sagrado
de poder un día llegar
a alcanzar la eternidad.
 
Queremos gozar de la amistada
que los tres nos tenemos,
sintiendo la caricia
que nos da la misión cumplida,
al ver que pasa la vida
sin tener grandes tristezas
y sintiendo el mismo deseo
de emplear nuestras vidas
escribiendo poesías. 
 

   


A MIS AMIGOS

 
A todos mis amigos
yo les quiero regalar
en este dichoso día
mi sincera amistad,
y un ramo de versos
para adornar la felicidad
de caminar por la vida,
todos unidos en armonía
como si fuera una familia.
 
Yo os quiero ofrecer
un pedacito de mi humildad,
para acariciar la ilusión
de este cariño sincero
de vuestro amigo Anselmo
que en este momento tiene
dentro del pensamiento
el más tierno recuerdo
de poder siempre gozar
de vuestra sincera amistad.
que me ayudará a caminar
por esta complicada vida
en busca de la felicidad.
 
Os entrego en este momento
el cariño más sincero
que sale de mi alma,
para que podáis gozar
en vuestro humano caminar
de todo lo que es necesario
para ayudar a encontrar
la ansiada amistad.
 
Las amistades verdaderas
son muy difíciles de encontrar
en nuestra vida en la tierra,
aquí sólo podemos encontrar:
amistades duraderas,
amistades espontáneas,
amistades divertidas,
y amistades compartidas...
 
En cualquier apartado lugar
nosotros podemos encontrar
una buena amistad.
Lo más importante es
que la sepamos apreciar,
y además la sepamos conservar
para que no se muera jamás.
 
Es un deseo de El Viejo Anselmo