jueves, 31 de enero de 2019

RAZONES BIEN RAZONADAS

El mal siempre vuelve a quien lo quiere desear.
Con el fracaso se aprende a sentir lo que no se siente.
Todo lo que tienes a tu lado, te ha sido prestado.
A base de sonrisas, llegarás a sonreír a la vida.
Emplea tu anciana edad en dar gusto a los demás.
Viviendo bien la vida, mejora uno cada día.
Con los errores del pasado, la sabiduría llega a nuestro lado.
Es cosa muy normal, el que menos tiene es el que más da.
El que pasa la vida con un anima, mejor persona será.
Cuando llega la anciana edad, está más cerca la felicidad.
La vida me ha enseñado, que lo bueno está a nuestro lado.
Aquello que yo más quiero, no se obtiene con dinero.
La vida se lleva lo que tenemos, pero no se lleva los recuerdos
Pensar diferente, es un derecho que los humanos tenemos.
La vida siempre da una oportunidad para volver a empezar.
Con gente buena a tu alrededor, te ayudará a ser mucho mejor.
Alégrate por haber llegado a la vejez, no todos lo pueden hacer
Un buen amigo es aquel, que aceptamos tal cual es.
Las palabras más bellas, son las que en el corazón suenan.
Las mejores cosas de la vida, se agradecen con la sonrisa.
Los mejores sueños son los que se alegran, cuando se despiertan
Cuando la vida se llene de años, que no sufra desengaños.
La sabiduría nos hace saber, que tenemos mucho que aprender.
En la persona que bien duerme, su corazón no envejece.
El tiempo que tenemos es limitado, hay que saber aprovecharlo.
Quisiera volver a ser niño, para saber lo que es el cariño.



jueves, 17 de enero de 2019

CUANDO YO ME MUERA

Cuando yo me muera,
ya tengo dispuesto
donar todo mi cuerpo,
a quien pueda necesitar
algo de este viejo Anselmo.

Que le den mis pulmones
al paciente que espera
respirar para poder vivir,
al no poder yo respirar,
que respire otro por mi.

Que le den mi corazón
a quien ya esté cansado
de sufrir sin solución,
para que sea operado
y recuerde que se o ha dado
Anselmo Prada León.

Hago de mi cuerpo donación
y espero y confío
que se cumpla mi deseo
antes de quedarme frío,
podrido o quemado,
que mi viejo corazón
pueda latir en otro pecho
como en el mío latió.

Que le den mi lengua 
a quien sepa rezar
para que pida a Dios por mi,
y procure que al hablar
diga siempre la verdad
para sentirse feliz.


miércoles, 16 de enero de 2019

EL ESPEJO

El otro día me acerqué
a mirarme en el espejo
y al verme yo tan viejo,
me puse a considerar
en los años que yo tengo,
y en los que aún me quedan
para llegar donde yo quiero.

Yo al verme tan viejo,
con vana ilusión yo pienso:
Si soy así por fuera,
¿Cómo seré por dentro?
Estoy seguro que soy 
muy joven y muy tierno,
el que no tiene nada que ver
con este viejo Anselmo
que refleja el espejo.

Llevo en mi pensamiento,
tanta dicha, tanto fervor,
que por donde quiera que voy
siento la caricia de Dios,
que me está ofreciendo
toda la ansiada esperanza
que necesita mi alma.

Si yo me quiero mirar
en el espejo del alma,
veré con el pensamiento
todo el placer que siento
al haber llegado a viejo
aprovechando bien el tiempo
para estar muy cerca del cielo.

Es tanta la esperanza,
tanta es la devoción
que tengo ahora de viejo,
que si la muerte me llama
no me dará ningún miedo,
porque sé que en la otra vida,
también habrá un espejo
para mirarse este viejo Anselmo.


ANSELMO EL CARTERO

Tiene Anselmo el Cartero
ese oficio noble y honrado
que va repartiendo ilusiones
por las calles del pueblo,
llevando en el corazón
todos los bellos recuerdos,
de cartas que fueron escritas
por quien se encuentra lejos.

Va siempre repartiendo
Anselmo el Cartero,
alegrías y sufrimientos
que lleva en su cartera,
son cartas bonitas por fuera
que llevan las penas dentro,
cartas llenas de ilusión
que abrazan los deseos
de abrir el corazón
para que entre el amor,
cartas que hablan de paz
y que causan tanta guerra, 
cartas que esperan felicidad
y solo encuentran maldad.

Cuántas cosa puede decir
una sola y callada carta
que se espera con tantas ganas,
a veces son noticias buenas,
otras son noticias malas
que causan dolidas lágrimas.
Pero todas son entregadas
con ese amistoso afecto
de Anselmo el Cartero,
que pasó la vida repartiendo
por las calles del mismo pueblo.


martes, 15 de enero de 2019

CUANDO LLEGAN LOS AÑOS

Cuando llegan los años,
van corriendo cuesta abajo,
en busca de la amarga vejez,
que quiere encontrar el atajo
para llegar a la inolvidable niñez.

Todos tenemos el empeño
de no querer llegar a viejo,
pero cuando viene la vejez,
nadie se libra del constante miedo
de pensar en lo que viene después.

No sé yo, ni lo deseo saber,
cual será el verdadero camino
que yo tendré que recorrer,
para llegar hasta el infinito
donde jamás se puede volver.

El viejo necesita mucho cariño
para recorrer el largo camino
que lo lleva hacia su destino,
cansado de tanto padecer
y esperar lo que viene después.

La vejez siempre está pensando
en todo aquello que espera
encontrar cuando se muera,
mientras la vida siga penando
andando sobre la tierra.

El viejo siempre sueña
con la felicidad eterna,
donde no hay dolor ni llanto,
ni nada que allí se muera
como se muere en la tierra.


LA EDAD ACARICIA MI VIDA

Es la edad la que acaricia mi vida
y me siento como un niño pequeño
que despierta de un profundo sueño,
donde el alma se encuentra entretenida.

Es la edad la que cura mis heridas
y hace que mi corazón sea dueño
de todo cuanto me hace risueño
para sentir la profunda alegría.

Es tanto lo que mi corazón siente,
tanto tengo yo en la mente metido
que la edad está golpeando mi frente.

Voy luchando con la duda en que vivo,
queriendo llenar de ilusión mi mente
para mostraros aquello que yo escribo.


CUANDO YO ME VAYA

Cuando yo me vaya
enmudecerá mi palabra,
pero seguirá el recuerdo
enviando los consejos
de este viejo Anselmo,
que se irá para siempre
hacia el destino eterno.

Cuando yo me vaya
no quiero que me lloren
aquellos que me conocen,
ni quiero que me pongan flores
mis queridos amigos,
porque saben que yo he nacido
para tener un eterno destino.

Cuando yo me vaya,
que nadie se fije en mi cuerpo,
ni resuciten los recuerdos
que quedarán sepultados
dentro de mis pensamientos,
cuando emprenda el viaje
hacia el destino eterno.

Cuando yo me vaya,
iré al paraíso de los muertos,
más allá de lo que sabemos,
donde solo la esperanza es
la que nos podrá demostrar,
todo lo que nos hace falta
para alcanzar la eternidad.