lunes, 10 de octubre de 2016

PENSANDO EN EL MAÑANA

 Queridos hijos y nietos:
El día que me veáis
que ya soy muy viejo,
os voy a pedir un ruego:
Tener paciencia conmigo
y tratarme con respeto.

 Si al hablar me repito
lo que digo muchas veces,
escucharme como si fuera
la primera vez que lo oís
porque no funciona bien
el viejo cerebro.

 No tratéis de avergonzarme,
porque los viejos somos
como los niños pequeños
que no quieren bañarse
y le importa poco estar límpios.

 Cuando veáis mi ignorancia
ante las nuevas tecnologías,
dadme tiempo a pensarlas
para aprender lo que tengo
que hacer para comprenderlas.


 El día que veáis mi vejez,
por favor, tener paciencia
y tratar de comprender que,
si pierdo la memoria
y no sigo la conversación,
es que no funciona bien el cerebro
de este viejo Anselmo.

 Cuando mis cansadas piernas
ya no me dejen caminar,
dejad que me apoye en vosotros
y vaya de vuestra mano caminando
hasta la Iglesia los domingos
para escuchas la Santa Misa.
Porque, no quiero llegar a la vejez
sin tener un poco de fe.

Os doy las gracias por adelantado,
con besos y abrazos...


 

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