Por los caminos de El Bierzo
despacio camina el viejo,
va con su alma cansada,
tropezando con la vida
para llegar a la cima,
donde encontrará el deseo
de enterrar toda su esencia.
Allí descubrirá la armonía
que camina por los años,
y mostrará la conformidad
que le viene con la edad,
para proclamar a todos los vientos
la grandeza que tiene un cuerpo
cuando ha llegado a ser viejo.
Despacio camina el viejo
arrugado por el tiempo,
y va buscando el sendero
con sus pisadas cansadas,
escuchando los sabios consejos
que le vienen desde el cielo,
para poder entender el destino
de la eterna morada donde
el final de la vida se esconde.
Nuestra fortuna escondida
muere un poco cada día,
pero va dejando en la tierra
la esencia de su simiente
injertada en nuevos cuerpos,
que son regados por el amor
que está viviendo eternamente
y que jamás se hará viejo,
como le pasa al viejo Anselmo.
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