Al decirte adiós Eulogio,
con fervor me pregunté,
si yo tenía bastante fe,
para aguantar el dolor
que causó el accidente
y la muerte de tu cuerpo.
no me supe responder,
porque es pobre mi razón
y no puede el corazón
aguantar tanto dolor.
Con esta pregunta ,
ha llegado ami,
el esperado y gran deseo
de poder comprender
lo cerca que está el cielo
y lo corto que es nuestro tiempo,
por eso este viejo Anselmo,
al decirte adiós Eulogio,
me ha servido de consuelo,
el saber que tengo que preparar mi equipaje,
para emprender el último viaje,
que me llevará hacia lo eterno,
si al cielo quiero viajar,
tengo que saber acertar
el tren que debo tomar
y en que estación bajar,
para poder encontrar
a todos los seres queridos
que de mi lado se han ido,
y estarán esperando en el andén
el tren que me lleve
a mi eterno destino.
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