El alma con la muerte se serena
al ver el cuerpo que ya está podrido,
con el corazón que se siente cutivo
al aguantar tan terrible condena.
Bajo el resplandor de la luna llena,
descansa el encanto tan decisivo
de ver amanecer el fiel destino,
envuelto en las preciosas azucenas.
Por la esquina verde del cementerio
todas las esperanzas se pierden,
cuando se imagina el cuerpo muerto.
Pero la luz divina nos enciende
todo el fervor que el alma lleva dentro
para conseguir el eterno cielo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario