Cuando un amigo se muere,
algo se muere dentro de mi;
porque sé que algún día
yo me tendré que morir.
La muerte estará esperando
a que yo esté descuidado...
y cuando menos lo piense,
vendrá ella a mi lado.
Entre la muerte y yo
hay un acuerdo sagrado,
dejar que corran los años
con el amparo del Creador.
Mientras mi vida aliente
tengo que tener presente,
que lo que me han prestado,
he que saber aprovecharlo.
El mundo seguirá rodando
aunque yo no pueda mirarlo,
pero, yo seguiré existiendo
a través de mis recuerdos.
Como existen todos aquellos
que de mi lado se fueron,
y ahora puedo escuchar
todo lo que me están diciendo:
Ya tienes ochenta años,
vete preparándote Anselmo,
que tu tiempo se ha acabado
para llegarás a ser eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario