En el día de los enamorados,
tenemos que tener presente,
que es el amor el que nos abre
la puerta de la felicidad.
Al amor le podemos pedir,
todo lo que nos puede dar:
besos abrazos, cariño,
ternura y felicidad.
Pero no lo obliguemos a dar
lo que no es de su voluntad.
El enamorado y el amor,
van por la misma senda,
donde el amor todo lo llena
y todo nos lo entrega.
Jamás pidamos al amor,
lo que no nos puede dar,
ni le obliguemos que atienda,
lo que no es de su voluntad.
Jamás pidamos que sea
de nuestra propiedad,
ni pidamos al amor que nos lleve,
donde no nos quiere llevar.
El amor es quién nos puede curar,
de la peor enfermedad,
que es aquella, de no tener a quien amar
en nuestro caminar por la vida
en busca de la felicidad.
Este viejo Anselmo,
os desea a todos,
un feliz día de los enamorados,
y que San Valentín guíe,
a todo el que sienta el amor
en su corazón.
Sabiendo que la mayor felicidad,
es la que se encuentra
al hacer felices a los demás.
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