lunes, 19 de enero de 2015

LA MUERTE

Viene la muerte callada
en el silencio de la noche,
como una brisa suave
que acaricia nuestra vida,
como un susurro sin palabras
que traspasa la agonía...

 ¿ Cómo podré y verla?
Si apenas puedo seguirla
y me siento amarrado
al rastro de su amargura,
que va por la noche oscura
dejando el rastro perfumado.

 Estoy preocupado y cansado,
ya no puedo respirar
porque me falta el aliento,
y siento que me muero,
dejando atrás todo aquello
que me prestó el Creador,
para que fuera ligero
hacia el eterno cielo,
donde está el divino amor.

 Quiero alcanzar el deseos
de taparme con el sudario
de aquél que sudó sangre
en la Oración del Huerto
antes de ir al Calvario.

 Está floreciendo en mi muerte
la rosa preciosa y fecunda,
que gira al rededor de mi
con su velo celestial...
Y va bailando dichosa,
bajo el frenético ritmo
que le transmite mi alma
al sentirse enamorada.

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