¡ Ay muerte amiga!
Te llevo sobre mis hombros
y cada vez más pesada te encuentro,
porque, ya me he vuelto viejo,
pero mientras pueda,
seguiré yo arrastrándome
caminando por el tiempo,
hasta que llegue el momento,
de que aplastes mi cuerpo.
Tú y yo, amiga muerte,
no estamos de acuerdo;
porque, tú no paras de hablarme
y yo no te comprendo,
ya que mi verdadera vida
no está bajo tu imperio.
a ti solo te pertenece
mi anciano cuerpo,
pero lo que es mi sentimiento,
jamás podrás dominarlo,
porque, ese va al encuentro
del Creador del Universo.
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