CONSEJOS DEL VIEJO ANSELMO

Si te acuestas agradeciendo lo que tienes, ya verás qué bien duermes.
El niño con su inocencia, es la mejor medicina para combatir la tristeza.
En la sonrisa de un niño, encontramos todo el cariño.
Las almas no tienen edad, se miden por el amor que dan.
No siempre conseguimos lo que queremos, pero la vida nos da lo que merecemos.
El silencio y la sonrisa, son para la paz las armas preferidas.
Mientras la sonrisa alegra los problemas, el silencio alegra las penas.
Lo importante es ser amable con quien ser amable no sabe.
El regalo más preciado de la vida, es el amigo que nunca se olvida.
Qué bueno es viajar, ya sea para celebrar o para olvidar.
Al hacernos viejos, descubrimos los amigos verdaderos.
Estoy agradecido a los amigos que comparten la vida conmigo.
Cuando nos hacemos mayores, sabemos cuales son los amigos mejores.
Al buen amigo se lleva en el corazón hasta el último latido.
Aunque llegue a envejecer, siempre lucharé por conservar mi niñez.
Aunque llegue a mi la enfermedad, lucharé porque no enferme mi voluntad.
Con la fuerza de mi voluntad, buscaré la forma de amar.
Aunque no amanezca jamás, hay que seguir trepando por la oscuridad.
Aunque seamos derrotados, luchemos siempre por ser amados.
La franqueza es la virtud por la que la gloria despierta.
No nos avergoncemos jamás, cuando un día nos vean llorar.
Aunque seamos engañados alguna vez, no nos cansemos de tener fe.
Aunque un amigo nos quiera mal, hay que seguir luchando por su amistad.
Aunque algún día para de cantar, siempre recordaré la Coral.
Quien no pueda encontrar el amor, que lo busque dentro de su corazón.
Si algún día nos sentimos desfallecer, busquemos en la esperanza un nuevo amanecer.
Al que no pueda alcanzar la sabiduría, que tenga en cuenta las lecciones que le dio la vida.
Aunque sienta pena por no cantar en la Coral, seré feliz al recordar los 45 años que no cesé de cantar.
Tal vez yo no soy el que quisiera ser, pero si sé, que cada vez más tengo más fe.