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De Alfonsina Storni,
sólo nos quedan sus poesías
y esta estatua de piedra
en esa Playa encantada
que hay en Mar del Plata.
De sus lágrimas vertidas
salieron las blancas perlas,
para hacerle un collar
a las enomes ballenas.
En la boca de Alfonsina
se ahogó su palabra
y sus cariñosos labios
besaron hasta la muerte,
para beber las siete vidas
que Alfonsina llevaba encima.
Se fue por el mar eterno
buscando la celestial aurora,
que atraviese el mismo cielo
que su alma tanto añora.
Se fue tu vida Alfonsina,
perdida por el ancho mar,
sin decir adios a la vida
que canta tu poesía,
ni a las cosas marchitas
que nacían en tu mente
en esa amada Argentina.
Anselmo ante la estatua de Alfonsina
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