sábado, 24 de noviembre de 2012

 
LA POETISA ALFONSINA
 
Tú que pasaste la vida recitando,
ahora con el corazón de piedra
estás sonriente escuchando,
los versos que te estoy dedicando.
 
Aunque tu silencio me apena,
me alegra tu recuerdo;
quisiera entenderte pero no puedo,
porque ahogaste mi condena.
 
¿Sería acaso la locura,
la que sofocó tu cerebro?
¿O sería el malvado dinero
el que destrozó tu cordura.?
 
Le pediste al mar su caricia,
su yodo, su sal, su tempestad,
toda su celestial inmensidad
para ahogar en él tu vida.
 
Y el mar calmó tu empeño,
al ofrecerte la eternidad
convertida en estatua de sal
que vigila todos tus sueños.
 
Fuiste a buscar al mar
lo que no hallabas en la tierra,
querías hablar con el Señor
para darle tu enferma queja.
 
Estabas muriendo de amor,
sin haber podido nunca amar,
por eso te fuiste hacia el mar
para poder ahogar tu dolor.
 
¡Señor! Ten compasión
de esa gran poetisa,
que quiso sentir la caricia
de alcanzar tu divino amor.
 
En toda la Argentina
no hay un lucero mayor,
que el que lleva Alfonsina
dentro de su corazón..
 
El que ilumina los deseos
de este viejo Anselmo,
que admira a Alfonsina
y le encantan sus poesías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario