lunes, 16 de julio de 2018

CONSEJOS DEL VIEJO ANSELMO

Una cosa yo aprendí en mi largo caminar,
que me voy haciendo viejo dejando la vida atrás.
Escuchando estos consejos del viejo Anselmo,
encontrarás el camino para ser más bueno.
Para la vejez la mejor caricia, es tener cerca la familia.
Cuando el viejo ya se acaba, es cuando mira más por su alma.
Cuando envejece la vida, es cuando el alma más se anima.
Lo que más desea la vejez, es tener algo en lo que creer.
Cuando al viejo le muere un amigo, es cuando está más cerca de Cristo.
A base de pensar en Dios, le llega al viejo el fervor.
Lo mejor para la vejez es tener algo en lo que creer.
El viejo es mucho más dichoso, cuando todo le parece hermoso.
Lo más importante para el viejo, es aprovechar bien el tiempo.
La mejor medicina para la vejez, es creer en lo que no se ve.
Para el viejo los problemas imaginarios, le causan muchos enfados.
Las intrigas familiares son para el viejo las peores maldades.
El mayor placer para la vejez, es verse rodeado de quien lo sepa querer.
Para sentir la felicidad, necesita el viejo tener a quien amar.
Todo el que maltrate a un viejo, se verá maltratado con el paso del tiempo.
El placer de la vejez, consiste en tener: paciencia, esperanza y fe.
Al que no quiera aprender, pronto le llegará la vejez.
El viejo que aprende cosas nuevas, siente que toda su vida se renueva.
Caminando con la vejez encima, llegaremos a tener una eterna vida.
El viejos jamás estará amargado, si agradece la vida que le han prestado.
Que no guarde el viejo nada para mañana, porque la vida pronto se acaba.
El viejo siempre tiene algo que hacer, si no es ahora es después.
El viejo es la persona, que cuantos más años tiene, más se emociona.
Para el viejo la mejor medicina, es que acaricien su anciana vida.
Siempre son los ancianos, los mejores ciudadanos.
Si quieres ver feliz a un viejo, escucha sus consejos.
El viejo es ahora aquello que fue, cuando andaba por la lejana niñez.
Los viejos y los niños, lo que más necesitan es cariño.
De tanto hablar sobre la vejez, rejuvenece mi propio ser.
 

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