Yo como viejo pienso
lo que verán tus ojos
y un tormento de deseos
invaden mi sentimiento,
para descubrir la ilusión
que sale de tu dulce voz.
Quiero aprovechar mi luz
para escribir tu contento
y antes de que cieguen mis ojos,
por muertos o por viejos,
quiero dedicar mi tiempo
a escribir sobre los ciegos.
Cuando me dices: ¡no veo!
con tan dichoso contento,
yo trato de adivinar...
¿Cómo será la oscuridad
cuando la luz sea apagada
de mi prestada mirada
y sólo vea con el alma..?
Cuando tú hablas del mundo
y las injusticias de la vida,
reconozco que la amistad,
es ese tesoro sagrado
que tenemos los humanos
para librarnos de la soledad.
Ahora que has perdido la vista
que te servía de guía,
es la reluciente esperanza
la que ilumina tu alma,
y la que guiará tu destino
por el eterno camino.
Maruja y Mercedes en Toreno en el año 1962
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