miércoles, 19 de enero de 2011

VOY CARGADO DE AÑOS

Voy cargado de años
caminando or la vida,
con la devoción encendida
para iluminar lo que quiero
y comunicar lo que espero
de la gloria prometida.

De fervorosas ilusiones
tengo la consiencia llena;
pero,las amargas penas
se consuelan con la devoción
que brota de oa oración
para hacerlas muy buenas.

Llevo la vejez del brazo
de mi desconocida alma;
vamos paseando hacia la nada,
llevando en el pensamiento,
ese maravilloso portento
de la santidad que me llama.

En mi anciana situación,
guardo la firme esperanza,
de poner en Dios la confianza
para alcanzar la dichosa gracia
que consuela mi desgracia
y me llena de alabanza.

La vejez no tiene límites,
los años son como luceros
que iluminan lo que vemos;
pero,lo que en verdad sentimos,
va por los gloriosos caminos
que nos llevan hacia el cielo.

Entre dudas y desengaños,
va la vejez entretenida,
buscando la eterna vida
que le sirve de consuelo,
para ver tan cerca el cielo,
y tan lejos, la gloria prometida.

Hay un profundo misterio,
sobre lo que ha de suceder
cuando acabe esta vejez...
Pero,un consuelo divino
ilumina nuestro destino
cuando despierta la fe.

Esta es la eterna verdad
sobre nuestro viejo destino:
Que emprendemos el camino
hacia el paraiso deseado,
teniendo a Dios a nuestro lado
con su consuelo divino.

Vamos por la anciana vida
en busca de la santidad,
para conseguir la eternidad
que hay después de la nada,
donde la salvación nos aguarda
con la eterna felicidad.

Con los sagrados consejos
de Cristo nuestro amigo,
hacia Él vamos atraidos
con nuestro corazón viejo
y los sagrados reflejos
en que nos vemos sumergidos.

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